Escuchar la voz de los niños, adolescentes y jóvenes a quienes transmitimos valores y conocimientos, para construir juntos un futuro de justicia y de paz, una vida digna para cada persona.
El Papa nos invita, por otra parte, a recuperar el llamado pedagógico de Rousseau: “¡Escuchemos a los niños, niñas y jóvenes!”. Por supuesto, es un llamado más inclusivo que el de Rousseau… y que hay que entender en el sentido del evangelio (“dejen que los niños vengan a mí”): ü Un educador, antes que enseñar a toda costa, debe saber OBSERVAR y ESCUCHAR a aquellos a quienes dirige su enseñanza, pues este es el punto de partida de todo esfuerzo pedagógico. Un educador católico cuida de los más vulnerables… ü Se trata de observarlos y escucharlos en lo que son: de identificar sus posibilidades, sus necesidades y sus rasgos característicos (sus formas de razonar, de sentir, de pensar, etc. ü Se trata, sobre todo, de no buscar en ellos a los adultos del futuro, sino a seres sentientes y pensantes que tienen intereses propios, modos de ver propios y, sobrte que se esfuerzan por ser…
