Como cada día, comenzamos la jornada compartiendo la eucaristía y el rezo de laudes.
Luego, las hermanas capitulares tuvimos un espacio de reflexión personal para trabajar el material generado por los grupos de trabajo.
En un segundo momento nos reunimos en asamblea capitular para profundizar en las voces que resuenan en nuestro interior, buscar consensos entre las diferentes propuestas y elaborar líneas comunes. Constatamos con alegría cómo el Espíritu Santo nos va conduciendo en un mismo camino de crecimiento. Seguimos trabajando...
Sentimos la oración de muchos hermanos nuestros que nos acompañan.
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